Comentario
Durante el siglo XVII, el tapiz francés fue adquiriendo paulatinamente importancia por la prohibición de importar piezas extranjeras, lo que motivó un desarrollo interior y su perfeccionamiento hasta el punto de llegar a conseguir supremacía sobre las obras flamencas.En los comienzos del siglo destacaba el taller del Hospital de la Trinidad que Enrique II había trasladado en 1550 desde Fontaineblau a este lugar. A fines de siglo, Enrique IV, a instancias de su primer ministro Sully, que pretendía evitar el monopolio de los Países Bajos en la producción tapicera, fomentó la instalación y el desarrollo de talleres de este tipo, para lo que, sin embargo, hubo de recurrirse a artistas flamencos. En 1597 instaló a varios artesanos en el Faubourg Saint-Antoine y en 1601 llegaron llamados por el rey para introducir en Francia talleres de bajo lizo, Van den Planken, conocido en Francia como François de la Planche, y su cuñado Marc Comans. Estos se instalaron en 1607 en el Faubourg Saint-Marcel, conformando así lo que años después sería la Manufacture Royale des Gobelins. Al año siguiente acogió en el Louvre, entre otros, a los tapiceros Dubot, Girard Laurent y Pierre Lefevre, que trabajaron directamente para la Corona.También Raphaél de la Planche, hijo de François de la Planche, fundó un taller en el Faubourg Saint-Germain que tuvo gran éxito, especialmente a mediados de siglo, aunque en 1668 quebraba.Durante bastante tiempo actuaron estos talleres tapiceros hasta que la política centralista de Colbert llegó a ellos, reunificándolos en 1662 e instalándolos en el antiguo taller de los Gobelins. Para primer director eligió en 1664 a un hombre de su confianza, Charles Le Brun, cuyo carácter polifacético se prestaba adecuadamente a las miras que hacia aquella institución tenía puestas el ministro.Le Brun se encargaba de hacer los diseños y vigilar la ejecución de las obras, ahora tapices aunque más tarde serían todos los objetos artísticos salidos de los talleres. Bajo sus órdenes actuaba un equipo de pintores divididos según sus especialidades que se encargaban de ejecutar los diseños, siempre supervisados por el propio Le Brun.Con esta configuración casi industrial pudo desarrollarse una importante actividad tapicera, caracterizada en los aspectos técnicos por una profusión en las tonalidades rojizas dentro de un cromatismo general muy rico y luminoso. Esto último también constituye otra de las particularidades de los tapices de los Gobelinos, ya que a partir de las Ordenanzas dictadas por Colbert en 1669, los maestros tapiceros estaban obligados a emplear tonos que no se vieran muy afectados por la luz y que no se deteriorasen con el paso del tiempo.Por otra parte, las composiciones que se representaban en ellos eran tratadas bajo la órbita clasicista que dominaba la pintura oficial de la época, y de la cual el director de la manufactura era uno de los máximos defensores. Pero, por otro lado, también se hace patente una destacada influencia flamenca en el paisaje, con un marcado carácter naturalista y una gran minuciosidad, lo que sin duda no es ajeno al origen flamenco de los principales maestros tapiceros de la Francia del siglo XVII.Inmediatamente antes de la fundación de la Manufactura de los Gobelinos, los cartones se hacían inspirados en las obras de Simón Vouet; así se tejieron los tapices del Antiguo Testamento o la Historia de Ulises. Pero luego fue ya el propio Le Brun quien diseñó la mayoría de los cartones. Este siguió los presupuestos de Colbert que hacían de las artes fundamentalmente un sistema de exaltación del poder y de propaganda de sus hechos favorables.Por ello, las obras más destacadas salidas de este taller hacen referencia a la figura del Rey Sol, bien de forma directa o bien de manera simbólica. Así ocurre con las series de la Historia de Alejandro, la Historia del Rey o las Casas Reales.En la Historia de Alejandro se emuló a través de una serie de doce tapices la figura de Luis XIV con la de aquel gran rey de la Antigüedad, en el que se exaltaban sus hazañas militares y sus cualidades como político. La serie fue muy celebrada y tejida durante mucho tiempo en sucesivas reproducciones, aunque la primera se hizo entre los años 1664 y 1680 bajo la dirección del jefe de taller Jan Jans padre y hoy se conserva en el Museo del Louvre.La serie de la Historia del Rey refiere diversos hechos importantes en la historia de Luis XIV, mostrando aspectos militares como el asedio a la ciudad de Douai, políticos o familiares como el matrimonio de Luis XIV con María Teresa de Austria, o de benefactor como la construcción del Hôtel des Invalides. Este conjunto fue tejido en el taller dirigido por Jan Jans hijo entre 1673 y 1680, conservándose los primeros tapices en el Museo de Versalles, ya que igualmente fue muy reproducido con posterioridad.Cabría señalar dentro de esta serie el tapiz que representa la visita que el 15 de octubre de 1667 hizo el rey a la fábrica de los Gobelinos, ya que allí aparecen desplegadas a manera casi de cartel publicitario todas las actividades que en aquel lugar se desarrollaban. Así se le presentan al rey por distintos artesanos tapices, alfombras, muebles, objetos de orfebrería...Junto a estos talleres parisinos existieron en Francia durante el siglo XVII otros dos importantes centros tapiceros. El primero de ellos estaba situado en el condado de la Marche, especialmente en las Manufactures d'Aubusson, cuyo origen probablemente se remonta a los principios del siglo XIV, y donde tradicionalmente se habían venido tejiendo tapices para una clientela no especialmente acaudalada.Los tapices de Aubusson se caracterizaron por el empleo muy sistemático de un colorido predominantemente pardo grisáceo, debido a que ya desde el siglo XVI muchos de los modelos se tomaron de grabados. Por otra parte, los temas representados fueron mitológicos, religiosos, de leyendas y de historias de la Antigüedad.Estos talleres recibieron un definitivo impulso gracias a la política de Colbert, especialmente desde el año 1664, propiciándose entonces una recuperación de la calidad de las piezas allí fabricadas, que en aquel momento dejaban bastante que desear. Para ello se obligó a mejorar la calidad de las lanas y de las tintas empleadas, así como a la contratación de pintores que renovasen los modelos, corrigiéndose paulatinamente estos problemas a partir del año 1665 en que se le concedió un estatuto.Sin embargo, al revocarse en 1685 el Edicto de Nantes, casi dos centenares de artesanos calvinistas abandonaron los diferentes talleres de la Marche, lo que se tradujo en un descenso de la calidad de los tapices de esta zona.El segundo de los centros tapiceros situados fuera de París era la Manufacture de Beauvais, cuyos telares probablemente se remontan al siglo XVI, aunque la verdadera fundación se debe a Colbert en el año 1664. En un primer momento, estos talleres se dedicaron a instancias de su promotor a la confección de verdures, aunque dado que los encargos de la Corona estaban prácticamente copados por los Gobelinos, pronto hubieron de buscar una clientela diferente, así como procurar una especialización que en buena parte consistió en la confección de tapicerías para muebles.El primer director fue Louis Hinart, que logró para la manufactura unos privilegios semejantes a los de los Gobelinos, siendo con su sucesor, Behagle, con quien la producción adquirió un nuevo auge, llegando incluso a propiciarse la competencia directa con los Gobelinos.